Dale (a) la lata
Metal y vidrio tienen un destacado papel en la gastronomía. Hablamos de latas y tarros. Vamos, de conservas, este gran patrimonio gastronómico muy propio de nuestro país.
Muy aclamados porque dan rienda suelta tanto a platos sencillos como a otros con etiqueta creativa con cabida en vermut, tapas, pinchos… Pero, más allá de la opción ‘pica-pica’, la variedad y calidad de las conservas peninsulares marca tendencia a la hora de organizar sabrosos menús. De nivel popular o gourmet, sus contenidos vienen marcados por su procedencia geográfica: verduras, legumbres, caza y, sobre todo, manjares marinos quedan así a nuestro alcance en todo momento y sin complicaciones de almacenamiento. Todo son ventajas, todo es sabor.
Prueba de ello es que astros y magos de los fogones como Joan Roca, Ferran Adrià, Martín Berasategui o Carme Ruscalleda, entre otros, no dudan en abrir latas y tarros para sacar partido a todo el potencial gustativo que aguardan. Y lo combinan con otros productos frescos o emplean sus jugos, salsas y aceites para dar toques y gustitos a caldos, ensaladas, aperitivos, arroces…